Idolatrado por unos pocos y ninguneado por el resto. Así es como se sentía Bear Grylls, protagonista de la revolucionaria serie "El último superviviente" que este verano se emite en Cuatro. Y es que un halo de incredulidad y escepticismo ha ido calando en los telespectadores con respecto a las aventuras de las que somos testigos programa tras programa.
Para acallar las voces más críticas, Grylls ha decidido afrontar el más difícil todavía: infiltrarse en un coro rociero durante 10 días en un ambiente tan hostil como la Feria de Málaga. Un ejercicio de supervivencia en toda regla según el propio aventurero a quien aun le tiembla la voz al hablar de la experiencia. "Ha sido durísimo. Hubo momentos en los que me ví esquivando navajazos al compás de la música de El Arrebato. Málaga es una ciudad donde el que no es delincuente, es cateto. Un auténtico infierno social".
Ahora, el intrépido Grylls se recupera poco a poco de las vicisitudes de tan heroica hazaña pues ha perdido mucho peso tras haberse alimentado exclusivamente de las flores de jazmín de las biznagas. Pero conociéndole, no se trata de nada que no pueda solucionar el aporte proteínico adecuado para plantar cara a su próximo reto no menos desagradable: ir al cine a ver "Mapa de los sonidos de Tokio", la última película de Isabel Coixet.
Algunos creíamos que Mesi había tocado fondo al cuarto día. Habéis sobrevivido al bajón de ayer. Suerte
ResponderEliminarDesde la no-redacción del Diario Mesi queremos decir que no hay nada que nos guste más que tocar techo y fondo a la par. Ese es nuestro sino.
ResponderEliminarGracias por seguir la actualidez con Mesi.
Ya sabía yo que algo raro pasaba con el Sr. Grylls... ¡tiene tetas!
ResponderEliminarme encanta esta remontada de vuelo de mesi jajajaaja soy mi enhorabuena a seguir así!
ResponderEliminarYa corre por Internet el rumor de que este episodio es fake también y Grylls no estaba comiendo auténticas flores de jazmín, sino que en realidad eran bocatas de chorizo recubiertos de sucedáneo de flor.
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